lunes, 6 de septiembre de 2010

¿Qué horas son, mi corazón?

¿Qué hora es? 
No sé.
¿Lo sé? 
Vocé, 
sabés? 
 Pienso y creo que no es ninguna 
r
porque el tiempo no existe,
ni vos, 
ni yo.

¿Yo sé?  No sé.

martes, 31 de agosto de 2010

La noche I y II

I
Sueño corrompido por rosas
marchitas asquerosas. Llora tu noche tu cuerpo tu miembro
todo llora viento, llora desierto
sueño pesadilla corre descalzo
sobre
              vidrios
                               rotos.



II
Esa noche Elena no durmió. Una brisa helada se deslizó entre sus piernas suaves y puras de niña-flor. Le arrancó un último aliento matinal y cubrió con esmero y parsimonia sus ojitos de cordero a-terror izado. Elena no gritó esa noche. Ni la siguiente. Ni la otra.
No me busques, no te encuentres, no hay sabor después del té. No hay amor después del té.

domingo, 22 de agosto de 2010

Yace bajo el colchón
bajo el peso de tu cuerpo y el mío
el cadaver de una rosa,
congelada entre las páginas
de un libro, del mío preferido en la infancia
detenida en el tiempo,
amortajada entre un adiós 
y un hasta siempre.

¡Creo que estoy desnuda!

Creo que estoy llorando! Grité
Y me miraste como a los locos
No me mires así que siento que estoy desnuda
Como en esos sueños en los que estás con los demás pero no son personas
Y derepentetemirás
Y estás desnudo!
Y te da miedo porque sentís que aunque ni siquiera te toquen
Te lastiman
Porque estás desprotegido
Desprestigiado
Desprolijo
Descorazonado
Y desnudo.

Esculpime las mentiras en la carne

Te pido,
te suplico
que me beses la memoria
que me muerdas la conciencia
y la absorbas
que me arañes
que me pegues
en el alm
aque desprendas mi cabeza
del resto de mi cosmos
no me hables,
que me grites,te digo
te escupo
te esculpo
te disculpo
es escrúpulo
sos escrúpulo
de mis ansias
de razón.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Y en mi café un carrousel con viento.

- ¿si? ¿si?
- …
- ¿Hola? ¡Hola!
- ¿Abel?
- Ah, Iván, que… sorpresa. ¿Cómo estás?
- ¿Estar? Creo que ni siquiera estoy… no me molesta si respondés.
- Perdón, la verdad estoy un poco sorprendido, no esperaba una llamada tuya…
- No, si no esperás nada de mi…
- Pará, no empecemos mal, hace mucho que no hablamos… ni nada. ¿Estás ahí? ¿Iván…?
- Si… si, estoy.
- ¿Iván, que tomaste? Estuviste tomando, ¿no?
- Pará un poco, no te llamo para que me enloquezcas, te llamo pa…
- ¿Entonces? Decime, Iván, ¿qué?
- ¿Por qué te fuiste?
- ¿Qué?
- Que ganas de joder, si me escuchaste. Que por qué te fuiste. Nunca me explicaste por qué.
- Siempre esa manía de sacar trapitos al sol, vos… A demás si te expliqué, no me pidas que te lo repita, te lo suplico.
- Si me pedís eso es porque querés que te pregunte. Soy un borracho, pero no soy estúpido.
- Porque necesitaba amor.
- Pero si yo te quería, Abel, si yo te…
- Si, me querías. No me amabas.
- ¿y vos creés que ese falso poeta que duerme entre tus sábanas te ama?
- ¿Para qué llamaste, carajo, para qué?
- Para escucharte.
- Vos estás borracho. ¿Ves? Nadie quiere vivir con un borracho. Abel, andá a dormir, te va a hacer bien, and…
- Te extraño, tengo frío. Vení, nos tomamos un tecito de durazno. ¿O estás con…?
- No.
- ¿Terminaron?
- Sí.
- Vení te necesito, tomemos un… tomemos un té y hablemos, te necesito tanto! Escuchemos Chopin, que te gusta.
- Iván, andá a dormir.
- No me cortes, Abel, no cortes.
- Buenas noches, Iván.
- ¿Abel, soñás en colores?
- Buenas noches.

Varios pitidos. Fin de la conversación. Iván deja caer el teléfono antiguo al suelo, se tira del pelo, llora y grita. Se acuerda de que cuando era chiquito su mamá le daba caramelos de limón para que no hiciera berrinches. Una vez su papá le pegó por eso. A mamá no se le pega, le hubiera gustado decir a Iván, a mamá se le dan besitos y se la quiere, no se la golpea a mami, no se la hace llorar. Pero no decía nada, porque su mamá lo miraba con ojos que gritaban, ojos que gritaban “no digas nada, mamita puede sola, andá a jugar”.
Cuando Iván soñaba con su mamá y se levantaba llorando Abel le daba besitos en los ojos y le cantaba una canción en francés. La canción era muy linda, la voz de Abel también. Era afinada, serena y un poco ronca, sonaba linda hasta cuando decía cosas feas.
Los besitos de Abel eran como caramelos. Iván pide caramelos a gritos, pide un poco de amor, pide a mamá. Y se queda dormido.